El COVID y sus efectos han hecho mella en todos los sectores y profesiones. Han dificultado todas y cada una de las tareas que desarrollamos, pero hay actividades que se han visto especialmente castigadas como la del transporte. Los conductores profesionales -trabajadores esenciales que llegaron a cuadruplicar sus esfuerzos para garantizar el suministro de productos básicos a la población durante el Estado de Alarma- han tenido que hacer frente al año más complicado de su carrera.

Conducir un camión es una de las labores más duras que existe sin lugar a duda, y cada vez son menos los jóvenes que se inclinan por una salida profesional que hace casi imposible la conciliación y requiere tanta dedicación. Así lo reflejan las cifras de la Dirección General de Tráfico (DGT) que, antes del comienzo de la pandemia, ya mostraban un envejecimiento de este grupo profesional.

Si la tendencia hasta ahora ya reflejaba falta de nuevos profesionales para el sector del transporte, los acontecimientos de 2020 no han ayudado a esta situación. Debido a el COVID ha descendido la actividad; ha sido necesario implementar nuevas medidas higiénico-sanitarias; los cierres de la hostelería han afectado a las áreas de descanso de los transportistas; ha habido restricciones a la movilidad y aunque, en general no se ha impedido la circulación de mercancías, sí se han producido incidencias y cortes temporales. Sin olvidarse de las incidencias provocadas por Filomena y otros sucesos en tan solo 2 meses que llevamos de año.

En este artículo analizamos los principales problemas del sector del transporte.

Morosidad o retrasos en los pagos

Por si todo esto fuera poco, la actual situación económica ha agudizado un problema endémico de este sector: la morosidad o el retraso en los pagos. Los datos del Observatorio de la Morosidad confirman que, de media, los profesionales del transporte reciben el pago de su trabajo en un plazo medio de 84 días, pese a que el plazo máximo legal -para cualquier empresa y sector- es de 60. Es más, un 35% de los clientes llegó a abonar el trabajo en un período superior a 90 días desde la prestación del servicio.

Estos plazos, casi imposibles para cualquier empresa dada la situación, pueden resultar críticos para los transportistas autónomos. La situación supone tal amenaza para el sector que se ha aprobado una modificación de la Ley de Ordenación del Transporte Terrestre para incluir un régimen sancionador contra la morosidad.

Transformación digital

Afortunadamente, existen algunas herramientas digitales que permiten a los profesionales del transporte concentrarse estrictamente en su labor de conducción, al simplificar las tareas relacionadas con la facturación y facilitar la optimización de rutas. Recurrir a una plataforma de localización GPS como Asiro supone, por un lado, aumentar la eficiencia del vehículo o la flota -ya que se reducen o evitan los trayectos en vacío- y por otro, podrás obtener información sobre el consumo o kilometraje que te ayude a tomar decisiones inteligentes.

Si bien es cierto, que por el perfil de profesionales que encontramos en este sector, en algunas ocasiones estás reacios a incluir nuevas tecnologías o por así decirlo, tecnologías «que les controlen» porque no es así. Gracias a los localizadores pueden llevar una conducción segura y organizada, se puede controlar sus horas de trabajo para que no superen el límite permitido y controlar que se realicen los descansos necesarios para una conducción eficiente. También es útil para que sus largas jornadas queden plasmadas y sean demostrables.

Así, aunque siga siendo una profesión desafiante, quienes opten por conducir un camión pueden concentrarse en eso, precisamente: en su vehículo, en la carretera y en la esencia de un trabajo que resulta imprescindible para todos, sean cuales sean las circunstancias.

Estos son los principales problemas del sector transporte en los que todos debemos trabajar para hacer la profesión más atractiva para las nuevas generaciones.